¿Quién eres? ¿De dónde vienes? y ¿A dónde vas?
¿Te has hecho alguna vez estas sabias preguntas? La sabiduría duerme en los que cuestionan todo, despierta en los que buscan respuestas y crece en los que la integran para la acción. De esta manera perpetuamos una fórmula divina de existencia con propósito y misión, en otras palabras, una vida con sentido.
Dice Hashem, bienaventurados los que beben de esta fuente hasta el último suspiro de sus vidas, de lo contrario:
“Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.”
(Libro de Jonás, capítulo 1, versículo12).
Cuando evitamos conectar con nuestro mundo interior (el mar), navegar en emociones incómodas y oscuras, que no revelamos al exterior por ego, vergüenza o dureza, estamos impidiendo que nuestra luz interna y la que nos circunda (luz que desea revelarse) se manifiesten en la realidad. Este rechazo trae tribulación y tempestad como nos señala la porción del libro de Jonás 1:12.
Aventurarse a lo desconocido siempre traerá revelación y aprendizaje si adiestramos las siguientes cualidades internas:
- Nos referimos primero a la fuerza de voluntad, la que da inicio a la aventura, es el impulso primordial y el deseo genuino de recibir.
- La fuerza receptiva, también es otra cualidad que mide cuán dispuestos estamos para recibir cierta cantidad de información y romper con estructuras falsas a pesar del dolor que estas puedan causar.
- Y por último, la fuerza de acción, imprimir en esta realidad finita lo observado y descubierto por el alma.
En resumen, estas fuerzas: Desear, recibir y actuar, forman un patrón interesante para el crecimiento constante y de infinitas posibilidades.
Hay muchos recursos de auto indagación que nos ayudan a despertar las luces divinas del ser, pero particularmente tu nombre oculta múltiples fuerzas para empezar a caminar hacia tu verdadera esencia. Estudiar el significado de tu nombre permite conocerte, aceptarte y romper con las limitaciones autoimpuestas consciente o inconscientemente. Somos seres finitos en el cuerpo y la materia, pero en lo más profundo del alma estamos hechos a imagen y semejanza del Creador, por lo que en ti, hay esencia infinita y un potencial incalculable.
El Rabbi Michael Portnaar, un gran cabalista, en su libro “Cábala para el manejo completo de la vida” explica que en nuestro primer nombre vemos la orientación, la guía y la protección, y que el nombre que te dieron tus padres fue susurrado en sus oídos desde lo alto.
Con cada letra hebrea de tu nombre puedes recoger información valiosa para conectar con la chispa divina del creador. Y Todo esto, gracias a la gematría sagrada, una ciencia mística de interpretación de nombres, palabras y letras.
Todo lo creado, como el universo, el mundo y el hombre llevan impresas 22 fuerzas y cada una de ellas expresan las cualidades de la luz, de la fuente de origen y del Padre Todo Poderoso. Esas 22 fuerzas son las 22 letras hebreas, que dentro del misticismo Judío son signos sagrados que D-os reveló a la humanidad para que ésta fuera hecha a su imagen y semejanza. Por eso las letras esconden los mismos misterios que poseen el Creador y su creación.
Ahora bien, podemos comprobar también, la importancia que tiene nuestro nombre como una forma de diferenciarnos de los demás. Y es que, no te ha pasado que cuando pronuncias mal un nombre ¿te corrigen? o desde el otro lado, ¿eres tú quien se siente incómodo cuando no te llaman por tu nombre o no lo dicen correctamente? Pues, esto evidencia que nuestro nombre no solo nos diferencia sino también nos identifica, es identidad y somos inherentes a él.
Hay un mensaje bello en el libro de Génesis, capítulo15, versículo 5, en donde D-os hizo salir a Abraham afuera de su tienda y le pidió que mirara a los cielos y contara las estrellas, para decirle después que así de vasta sería su descendencia. Por supuesto que era imposible terminar de contar las estrellas una por una, pero Abraham fue obediente, sabiendo que para el creador no hay límites ni impedimentos físicos para manifestar su resplandor en la tierra, y que nuestro nombre es como una estrella, una en un millón, creada por el Creador incólume del universo, dándole perfección y belleza en todo espacio y tiempo.
Así que, por ser perfección y belleza, recuerda siempre bendecir tu nombre, porque lo sagrado yace en tu interior, como si de tesoros escondidos dentro de un cofre, pidiendo a gritos ser hallados, se tratara. Si buscas encontrarás y la oración es un recurso que trae respuestas cuando se practica con Emuná (fe), kavaná (intención del corazón) Davár (palabra y acción) y Jaiá (hecho está).
“Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella”
Proverbios 2:21
Acércate al misticismo de las letras Hebreas con este 🎧podcast🎧, aprende un poco de su significado y empléalas como un recurso meditativo para conectar con tu divinidad interior.