🛐El Secreto que esconde la noche para la oración🛐

Recuerdo que, en los años más oscuros de mi vida, el desvelo era algo habitual. Me quejaba muchísimo por no poder conciliar el sueño. Los ataques de ansiedad, más los ataques psíquicos que experimentaba, me mantenían al borde de la locura.

No fue hasta después de varios meses que pude entender el mensaje oculto detrás de tanto padecimiento y temor. ¿Acaso solo me rodea la oscuridad? ¿O hay algo más allá? Me preguntaba.

El Creador nunca se oculta; nosotros lo mantenemos en el anonimato. Nuestros estados de sufrimiento y dolor nos impiden ir más allá de la mente. Prácticamente lo anulamos, intentando en vano con nuestras propias fuerzas ordenar el caos que nos aqueja.

Apocalipsis 3:30 dice claramente que él siempre está a la puerta, llamándonos, pero ¿lo escuchamos? ¿atendemos el llamado?

En este artículo, permíteme revelarte los secretos de la oración durante la noche, que es cuando el Eterno más nos exhorta a trabajar en nosotros mismos, si estamos pasando por duras pruebas de fe. Sé que hay mucha información al respecto, pero en esta ocasión, quiero compartirte una nueva comprensión sobre su significado. Al menos, eso intentaré en las próximas líneas.

La oración es un sistema inteligente que opera para nuestro beneficio. Y cuando hay un profundo entendimiento sobre el poder de la acción y la emoción en la oración, el impacto se triplica. La luz retornante que lleva tu pedido o clamor viaja hacia el infinito, moviendo todo a su paso para abrirte los caminos necesarios en tu crecimiento, evolución o en la resolución de cualquier conflicto.

Ahora bien, empecemos a introducirnos en el estudio imaginando al mundo espiritual como un gran sistema integrado. Cada una de sus partes, con una inteligencia independiente, cumpliendo una función esencial. A su vez, estos subsistemas inteligentes se comunican entre sí para alimentar, organizar y mantener el flujo vital de todo el gran sistema. Ese gran sistema es el universo, una inteligencia superior cargada de información.

Vivimos rodeados, entonces, de una inteligencia universal inagotable, pero lo experimentamos en mayor o menor grado, dependiendo de nuestra comprensión espiritual. Para comprender, hay que conocer y conocer es experimentar. Por eso, un verdadero crecimiento personal es el resultado de la suma de experiencias aprendidas.

Recordemos que la comprensión de algo no tiene por qué ser inmediata. Si te aperturas a recibir sin juzgar, llegarán luces de entendimiento cuando menos lo esperes. Nos aferramos tanto a entender lo espiritual desde una mente racional, que entramos en conflicto. En estos próximos minutos, te invito a soltar el control para predisponer tu cuerpo, alma y espíritu a recibir un poco de luz. Lo que estés preparado para recibir resonará en todo tu divino ser.

Nuestro estudio partirá del libro primero de Tesalonicenses, capítulo 5, versículos 7 y 8, que dice:

“Porque los que duermen, de noche duermen y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”.

Hay mucho lenguaje oculto en este texto bíblico. Así que empezaremos a rescatar la palabra clave que nos ayudará a entender la profundidad del mensaje.

Lo profundo expande, por eso me encanta estudiar la palabra letra por letra, desde el idioma madre de las escrituras, que es el hebreo. Cada letra hebrea es un mundo infinito de información al servicio del alma, para el crecimiento del potencial divino, para la restauración del ser y la sanación en todos los ámbitos de nuestras vidas.

En esta oportunidad, la palabra clave del texto a estudiar es: Noche. Al desvelar sus secretos, podremos generar una cohesión entre las frases de los versículos, para extraer el mensaje final.

Palabra clave:

Lun (לוּן)

Noche en hebreo es «Lun». Esta palabra está formada por 3 consonantes y un punto que representa a la vocal. Las consonantes son chispas divinas, y las vocales son las luces. Las luces revelan los lugares desde donde nos movemos para conectar con los aspectos divinos del Creador, y estos aspectos son las chispas divinas, es decir, las letras hebreas.

En el hebreo, cada letra es un número que, cuando las sumamos, obtenemos información que nos permite darle un sentido más exacto al mensaje. En el caso de la palabra “lun” (noche), la gematría de consonantes y vocales es 17 . Y en el alfabeto hebreo, la letra que ocupa el decimoséptimo lugar es la “Phe”, que en el alfabeto latino se le conoce como la letra “P”.

La letra “Phe” nos muestra el primer código oculto detrás de la palabra “noche”, ya que cuando hablamos de “Phe”, nos referimos a la boca. Esta letra hebrea también tiene connotación con la oración y la comunicación con lo divino. Quiere decir que, durante la noche, el gran sistema espiritual y la inteligencia superior se apertura para escuchar tu sentir a través de las palabras. La “Phe” es tu voz interior, por eso simboliza también el silencio. La boca sabe hablar, pero también sabe callar para escuchar.

Entonces, cuando te despiertas abruptamente por las noches o se te dificulta conciliar el sueño, el ego de la carne no ve el mensaje, pero es clarísimo que tu alma sí lo sabe, sabe lo que necesitas. Filipenses 2:13 dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”

Aprovecha la invitación que te hace la noche para conectarte con tu lado más vulnerable y profundo. Ora, clama o solicita a las fuerzas del infinito la asistencia que necesitas. Las respuestas llegan cuando el trabajo y el sacrificio (oficio sagrado) están cargados de disciplina y amor genuino.

Continuando con el estudio de la palabra “noche”, podemos extraer otro significado al sumar los valores numéricos de las letras que forman la raíz de la palabra “Lun” (לן). Al reducirlas, obtenemos como resultado 10. Y si nos dirigimos al alfabeto hebreo, la décima letra está ocupada por la “Yod”, que en el alfabeto occidental se le conoce como la “Y”. Esta letra es mágica porque simboliza lo oculto detrás de todas las cosas. Es la más pequeña del alfabeto, pero la más poderosa porque representa la esencia divina de todo lo creado, material e inmaterial. A la “Yod”, también se le asocia con la acción, por ser la semilla que plantamos y que va creciendo cuando trabajamos en nuestro mundo interior.

Por la noche, el cielo se abre para llamar a las almas que necesitan de luz, amor, consuelo y sanación. La noche es el llamado al que se refiere Apocalipsis 3:30, texto con el que iniciamos este artículo: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo…». Al atender este llamado, literalmente estamos sembrando para futuras cosechas, grandes triunfos y muchas bendiciones. ¿Sabes por qué?

Te cuento el último secreto revelador con la palabra “Lun” (noche). Y es que cuando la volteamos o la leemos al revés, la palabra que se forma es “Nul”. Nul en hebreo significa telar. El telar tiene una connotación espiritual porque nos habla del acto de crear cosas hermosas, plasmar enseñanzas y buenos augurios, como resultado de un esfuerzo. Además, la acción de abrir y cerrar el telar simboliza los latidos del corazón. Y el corazón es el lugar desde donde deben brotar nuestras palabras para la oración. Sólo así construirás un telar de protección sobre ti.

Por otro lado, cuando tejes un manto divino como recinto, la protección no sólo te acompaña por las noches, sino también por el resto del día. ¿Has escuchado hablar de los dormidos y los despiertos? El versículo 7 del capítulo 5 de primera de Tesalonicenses comienza diciendo: “Porque los que duermen, de noche duermen…” “Los que duermen” se refiere, en este texto, a aquellos seres carentes de sabiduría interior, los que no muestran interés por conectar con una realidad divina, dispuesta a regalarles sanidad y equilibrio. Más bien, viven una vida desordenada que se refleja en las horas de un descanso viciado, atormentado por la falta de sueño o por un desvelo sin acción o propósito divino. Estos seres pueden estar muy despiertos físicamente, pero dormidos en el alma.

¿Te das cuenta ahora? En lo profundo, anhelas ordenar tu vida, sanarte, curarte y bendecirte, pero, para alcanzarlo todo, tendrás que adentrarte al gran sistema espiritual. Es ahí donde están todas las respuestas.

Dentro de tanta hostilidad que percibes, tu dolor, tu sufrimiento, tu temor, en toda esa oscuridad, está la luz del Creador con la Yod (י) , la letra más pequeña del alfabeto hebreo, representada por un punto. Ve por esa luz pequeña y poderosa que te pertenece, y verás los cambios de forma progresiva. ¡Te lo aseguro!

Del otro lado están las almas despiertas, que no significa que, por estar despiertas, tengan todo solucionado. Por el contrario, ellas continúan con su trabajo interior, creciendo en poder divino. Esto les permite transitar por la vida con gracia, sentido y propósito. La gracia es un regalo que se obtiene por mérito, tras dejarse moldear por el mismo creador del universo, a pesar del dolor que pueda causar.

Podemos decir también que sobre las almas despiertas y en constante evolución recaen mantos de protección y bendición, como resultado de su constante búsqueda por entender la vida y mejorarla para otros y para sí mismos. Son los que gozan de paz día y noche, pero siempre atentos al comando de lo que dicte el alma y el corazón, para el siguiente paso en su evolución. Son los que atienden el llamado a cualquier hora para cenar con él, como dice Apocalipsis 3:30 al final del versículo: “…entraré en él”. Y cenaré con él y él conmigo”.

Con todo lo analizado hasta aquí, cabe resaltar que la noche y el día de los cuales nos hablan las líneas de 1 de Tesalonicenses, capítulo 5, en los versículos 7 y 8, aluden a las almas despiertas y dormidas. El reto del alma es alcanzar la congruencia entre el estado físico y espiritual, tanto en el día como en la noche. Por eso el versículo 8 termina diciendo: “…Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”.

Finalmente, podemos extraer conclusiones del mensaje profundo que nos deja este estudio.

  1. El alma en su infinita sabiduría sabe lo que necesita. Observa tu privación de sueño como una llamada de atención para empezar un proceso de corrección y restauración con la oración.
  2. Durante las horas de la noche se abre un portal para comunicarnos con los mundos superiores. Tendremos acceso a él, en tanto nos acerquemos a la oración con respeto y amor genuino. Recuerda que, en el sistema espiritual, la oración es símbolo de un acto sagrado.
  3. Cada vez que oras de noche, tejes un manto protector que te acompaña durante el resto del día. Si eres diligente, sentirás los efectos positivos, no solo en tu cuerpo mental y espiritual, sino también en el físico.
  4. Los despiertos (los del día, los sobrios) están en constante evolución y gozan de salvación como de yelmo. El yelmo es el casco de protección que utilizaban los guerreros en la antigüedad. Simbólicamente, se refiere a la muralla de contención que edificamos con la oración, evitando el ingreso de cualquier energía hostil que perturbe nuestra alma, cuerpo o espíritu.
  5. ¿Para qué oramos? Dice Efesios 3:17-18:

“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura”.

Ahora que ya sabes, todo el poder que tiene la oración durante la noche, escucha cuáles son los 3 ingredientes que no deben faltar, si deseas una conexión real con el Creador.

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